Toshiro Kanamori y la educación socio-afectiva


"Para ser válida, toda educación, toda acción educativa debe ir precedida necesariamente de una reflexión sobre el hombre y de un análisis del medio de vida concreto del hombre concreto a quien uno quiere educar (o, por decirlo mejor, a quien uno quiere ayudar a que se eduque). Si falta esa reflexión sobre el hombre, se corre el riesgo de adoptar métodos educativos y formas de actuar que reducen al hombre a la condición de objeto" 
Paulo Freire

Tras ver el documental que refiero al final de este artículo, no podía no comentar la labor del profesor japonés Toshiro Kanamori, sobre todo para que aquellos que no hayan tenido la ocasión de ver el vídeo (que tiene una extensión de unos cincuenta minutos aproximadamente) puedan conocer el sistema pedagógico que propone este docente.

"¿Qué será lo más importante de este curso? Ser feliz. ¿Para qué estamos aquí? Para ser felices. Solo tenemos una vida. Tenemos que vivirla con alegría". Así da la bienvenida Toshiro Kanamori a sus alumnos en el nuevo año escolar. Kanamori es profesor de la escuela Minami Kodatsuno, que se encuentra en la ciudad japonesa de Kanazawa, donde imparte clase en el cuarto curso de la etapa primaria. En el año 2002 se realizó un documental a propósito de su ejercicio docente dado el particular y exitoso sistema didáctico que emplea para con sus alumnos. Y es que, lejos de ser el profesor convencional que cualquier alumno imaginaría, se trata de un maestro que aboga por el desarrollo de la inteligencia emocional en los centros educativos a través de actividades socio-afectivas. ¿Qué es lo primero que decimos a alguien que llora? No llores. ¿Por qué reaccionamos con una orden negativa ante esta expresión del sentimiento? ¿Por qué esa vergüenza a mostrar lo que sentimos a los demás? ¿Por qué se ha convertido "bien" en una respuesta automática a "cómo estás"? Porque nos han educado para ello. No me cuentes tus problemas que yo no te cuento los míos. Oye, ¿y por qué no?

La importancia del lenguaje no verbal. Actividades en el aula

Cada día se enseña en las escuelas el correcto uso del lenguaje con sus preceptos en el modo escrito y sus leyes sociales en el contexto oral. Por la mañana se dice "buenos días", a los mayores los tratamos de "usted", siempre se dice "gracias" y si te preguntan "¿qué tal?", siempre se dice "bien". El lenguaje es una convención social y, como tal, está sujeto a múltiples estereotipos, pero nuestras emociones y sentimientos no tienen por qué estarlo. Si bien es cierto que pensamos con el lenguaje y que este, entonces, es la base de nuestros pensamientos, nuestro semblante es el reflejo más real de ellos.  Una mirada, una mueca, una postura o cualquier gesto corporal puede transmitirnos mucha información de la otra persona, y eso también es comunicación. Por ejemplo, cuando un individuo lleva a cabo una exposición y se atisba en él un pequeño temblor en las manos o rojeces en su rostro, nos está comunicando involuntariamente su estado: está nervioso. De otro lado, alguien que nos habla mirando al suelo puede indicar que está avergonzado o triste. O también, alguien que se dirige a nosotros realizando rápidos movimientos con las manos puede ser reflejo de cierta agresividad contenida o ansiedad.