Cómo hacer un comentario poético en 4 sencillos pasos (ejemplo soneto de Quevedo)

Paso 1: Leemos el poema y extraemos el argumento
En este apartado presentamos el texto a comentar indicando su tema y su autor si lo conocemos. Aquí también podemos aportar algún dato histórico que conozcamos del texto como su fecha de publicación o alguna circunstancia especial que rodeara la creación del mismo. No obstante, no soy partidaria de los comentarios excesivamente dilatados y siempre doy prioridad a la capacidad de comprender el argumento textual que al conocimiento de los datos de fecha y autoría.

Paso 2: Divide y vencerás
Ahora vamos a dividir el poema por partes temáticas, es decir, vamos a extraer los subtemas y vamos a explicar de forma más detallada lo que quiere decir cada verso del poema señalando los recursos retóricos que encontremos. Esto lo verás mejor en el ejemplo de comentario que he puesto más abajo.

Paso 3: Tomamos medidas
Ha llegado el momento de la métrica. Si tienes dudas para medir los versos, puedes consultar estas otras entradas para refrescar la memoria:


Una vez que hayamos medido los versos y concluido el tipo de estrofas que hay, señalamos el tipo de poema que es si su métrica respondiera a un patrón exacto como ocurre con el ejemplo que he puesto a continuación.

Paso 4: Concluimos
Al final del comentario expón brevemente tu opinión personal del poema a modo de conclusión.



COMENTARIO EJEMPLO

Amor constante más allá de la muerte 

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa. 

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido, 

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.



1. LEEMOS Y EXTRAEMOS EL ARGUMENTO

El presente poema versa sobre la eternidad del amor y cómo este supera, incluso, a la muerte. Se trata de un famoso soneto amoroso del siglo XVII escrito por el aclamado Francisco de Quevedo.


2. DIVIDE Y VENCERÁS

Este poema lo podemos dividir en tres partes, correspondiendo la primera al primer cuarteto; la segunda, al segundo cuarteto; y la tercera a los dos últimos tercetos.

Primera parte
El poeta comienza su soneto describiendo el momento de la muerte y la consecuente separación entre el alma y el cuerpo. En los dos primeros versos explica la manera en que “la postrera sombra”, la muerte, puede cerrar sus ojos para que no vuelva a ver otro “blanco día”: «cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día». De otro lado, en el tercer y cuarto verso refiere cómo la muerte “podrá desatar” su alma en “hora lisonjera”. Esto es, cómo la muerte desata al alma que ansía liberarse del cuerpo, por eso dice “hora lisonjera”, que significa “hora que agrada”. Este último verso es realmente complicado dado el hipérbaton (desorden de las palabras) que se da: «y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera».

Segunda parte
En la siguiente estrofa ya el autor comienza a señalarnos la inmortalidad del alma y la capacidad de esta de vencer a la muerte. En los dos primeros versos de esta parte nos habla de una ribera (orilla del mar, río o lago), se refiere a la orilla de la laguna Estigia que los griegos pasaban en la barca de Caronte al morir para llegar al Hades, el inframundo. Pero nos dice que la memoria no pasará a la otra ribera, no irá en la barca con Caronte a la otra orilla, sino que se quedará donde ardía porque su llama es tan potente que “sabe nadar”, que puede con el agua fría del lago y, además, sabe “perder respeto a la ley severa”, es decir, a la muerte.

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa. 


Tercera parte
Esta es, sin duda, la parte más conocida y más bella del poema. Aquí el autor establece la relación entre el alma y el cuerpo en el primer terceto y la separación de estos en el segundo con una estructura asombrosamente majestuosa. Es el triunfo del amor más allá de la muerte.



3. TOMAMOS MEDIDAS


Dado que estamos ante un poema de catorce versos divididos en dos cuartetos y dos tercetos, nos encontramos, pues, frente a un soneto.

4. CONCLUIMOS
Ciertamente es un magnífico poema que, a través de una disciplinada estructura y un bellísimo lenguaje literario, va llevándote por un camino de metáforas hacia su genial y apoteósico final.



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